miércoles, 27 de abril de 2011

¿Cuándo el alcohol es un problema?

El consumo de alcohol es un problema cuando este y sus consecuencias afectan gran parte de la vida de la persona. La salud, el trabajo, la familia y la vida social son algunos de los aspectos que,por lo general, se ven perjudicados.
Cuando la persona piensa todo el tiempo en beber, siente la necesidad de consumir alcohol a cualquier costo sin importar la hora ni el momento del día se lo puede considerar adicto.
En casi todos los casos asumir que el alcohol constituye un problema es una situación complicada. Es muy posible que el entorno tome de lo que esta pasando antes que el adicto.




La persona enferma tiende a negar su situación. Evade las preguntas y se enoja cuando algún familiar, amigo o persona cercana lo indaga a cerca de su conducta. Intenta actuar con normalidad pero llegado el momento en el cual la adicción este avanzada los efectos físicos y psicológicos comienzan a notarse a simple vista. En ese momento la evidencia del deterioro es tal que no hace falta agregar nada solo solicitar ayuda.

Es muy importante la actitud que toma la familia y el círculo íntimo del adicto. Mostrar una postura firme y seria con relación a él es la mejor manera para colaborar en la etapa de recuperación. La contención es necesaria pero si los permisos y aceptaciones son muchas la enfermedad es más difícil de tratar y la rehabilitación se hace cuesta arriba.


Fuente: Alcohólicos Anónimos

martes, 26 de abril de 2011

Juego compulsivo

El juego compulsivo o ludopatía es considerado un desorden caracterizado por una conducta descontrolada en relación directa a los distintos tipos de juegos.  La persona va aumentando la cantidad de tiempo, dinero y energía que dedica a estas actividades, dejando a un lado su rutina para dedicarse de lleno al juego, volviéndose completamente dependiente.
Al perder una partida de poker o en las maquinitas en el Casino, el jugador compulsivo, no deja la actividad. Al contrario, perder, lo ve como un doble desafío por lo que debe seguir jugando para superarse a si mismo y demostrarle a los demás qué tan bueno es.
Esta actitud provocativa e impulsiva lo lleva a apostar grandes cantidades de dinero, bienes y objetos con el afán de seguir jugando hasta conseguir la victoria.
Estos gastos desmedidos llevan, al adicto, a tener problemas económicos y sociales ya que no es difícil ver a un jugador compulsivo víctima de un ataque de nervios en medio de una partida de cartas por haber perdido la mano. O a una persona completamente fuera de si, presentando rasgos de violencia por una mala jugada en la ruleta.
La ludopatía puede causar intolerancia a la frustración, incapacidad para conectarse con sus emociones, sentimientos de baja autoestima o depresión y la mitomanía como forma de ocultar esa doble vida, que por lo general, lleva aquella persona adicta al juego.