martes, 6 de noviembre de 2012

Testimonio de Adriana





"Quizá deba remontarme a unos años atrás para contar y para comprender un poco mi historia. Soy hija de un matrimonio que esperó once años para tener la primera hija que fui yo. ¿Caprichos? Sí, tuve un montón; fui la nena malcriada y caprichosa de la familia. Por ser la primera y porque todos mis primos y mi hermano son varones; yo soy la única mujer.
Mi adolescencia fue hermosa hasta que apareció en mi vida Daniel. Estuvimos saliendo aproximadamente dos años y medio, de los cuales él se pasó un año y nueve meses golpeándome y abusando de mí, generalmente cuando se emborrachaba, cosa que hacía con frecuencia.
Terminé 5º año en 1993 y se suponía que tenía que empezar a estudiar en la facultad porque tuve la posibilidad de elegir entre trabajar y estudiar. Lo que yo elegí fue "hacer que estudiaba". No tenía proyectos y creo que jamás los tuve. Es más, creo que recién ahora estoy conociendo el verdadero significado de esa palabra. Yo era de esas personas que empiezan todo lo que esté a su alcance, y así fue que nunca terminé nada. Así eran los pilares de mi vida: inconclusos, y fue por eso que el derrumbe tenía que suceder tarde o temprano, era algo inevitable; y llegó.
Mi primer contacto con la droga fue en la facultad, cursaba el segundo cuatrimestre del CBC en la sede de Martínez. Cuando apareció la posibilidad, me dije: '¿por qué no? Total, por una vez que pruebe el gran misterio prohibido éste, ¿qué me puede pasar?'. En realidad ahí estaba la cuestión, el problema; ésa no iba a ser la última vez que iba a tener esa clase de pregunta en mi interior. Cada vez iban cambiando, pero en el fondo eran maneras de justificarme. Al principio decía que probar dos o tres veces no me iba a hacer nada y después que yo lo podía controlar.
Así fue como la puerta hacia un abismo inmenso comenzó a abrirse y yo, como tantos otros, no hice más que entrar. ¿Mis padres? Ajenos a todo se decían: '¡pobre Adrianita!, se queda noches despierta para poder estudiar' cuando en realidad yo ni siquiera podía cerrar los ojos para poder descansar.
Marcelo, mi nuevo novio, era exactamente lo contrario de Daniel, era el otro extremo. Lo conocí en el McDonald's de Unicenter, donde trabajábamos. Yo ahí me sentía la supermujer porque nadie podía hacer las cosas mejor y más rápidas que yo, pero eso me duró poco tiempo. Después me aburrí y renuncié.
Marcelo estaba todavía a mi lado porque lo retenía siempre con la promesa de que iba a dejar. 'Te juro mi amor que ésta es la última vez que lo hago', le decía. Le pedía por favor que no me dejara y le decía que si me quedaba sola me iba a morir. Era una técnica que había aprendido de Daniel. Más de una vez lo dejé esperándome en algún lugar por horas y me iba por ahí. Cuando 'bajaba' me acordaba de él, lo llamaba y después lo encontraba. Entonces con un poco de llanto y nuevas promesas otra vez lo tenía a mi lado.
Durante todo ese tiempo tuve una sola amiga que, gracias a Dios, me banco todos mis rayes, del más chico al más grande. En realidad, mi eterno afán fue el de tener, como dice la canción, un millón de amigos, pero por querer estar con unos descuidaba a los otros y al final, cuando quise darme cuenta y miré a mi alrededor, no había nadie. Sólo tuve los típicos amigos de ocasión y Mariana, mi mejor y única amiga.
Según creía yo, hasta ese momento estaba todo bien y tranquilo, todo 'bajo control'. Un fin de semana empecé a tomar y como para poder ponerme en clima y '¡nunca más!'. Cuando me quise acordar ya no era sábado a la noche sino martes a las siete de la tarde. Y el 'nunca más' me duró hasta que pude conseguir más droga. Cada fin de semana o cada vez que salía, tenía que tener 'algo' de incentivo y aparte una botella de algo fuerte.
A fines de 1994 salimos en familia como todos los años para Necochea. Yo me sentía tranquila porque me alejaba de la gente que consumía y allá no conocía a nadie. Pensaba que iba a estar lejos de todo y que sola podría zafar. Esa ilusión se esfumó la misma noche que llegué. Me pareció que había que 'festejar' porque estábamos de vacaciones y en Necochea... Recién ahora me pregunto, ¿por qué festejar implica tomar alcohol y si te emborrachás mucho mejor? Ése era un concepto que yo tenía muy incorporado y bueno... Dicen que entre los 'locos' nos reconocemos y creo que así porque me fui a un bar y al rato alguien se acercó a ofrecerme cocaína. A partir de ahí no hice más que hundirme, caerme, ahogarme, entrar, matarme.
Hubo muchos momentos. Al principio eran quizá placenteros, pero a medida que la droga me consumía se tornaron inaguantables, insostenibles. El vacío y la culpa se adueñaron de mí y al querer luchar contra eso y ver que no podía, iba por más. Recuerdo las veces que amanecía tirada en la playa. Hubiese sido hermoso poder apreciar esos amaneceres a la orilla del mar, pero no en el estado en el que me encontraba. No valoraba ni mi vida ni mi cuerpo y terminé por no valorar a nadie de los que me rodeaban, terminé siendo una cosa que necesitaba droga y que vivía para tomar cada día un poco más. Más de una vez pensé en matarme, pero el mismo miedo que me impedía afrontar mis problemas me salvó.
Los sentimientos en mi interior estaban muy anestesiados, bajo una coraza de acero. Sólo sentía vacío y una inmensa culpa por lo que estaba haciendo, pero por otro lado, apenas se me pasaba el efecto, corría casi con desesperación a buscar al que me vendía para ir por más. Me costó un poco poder disfrazarlo ante mi familia, me costó explicarle a mi hermano la cantidad de bebidas y mezclas que hacía. Él no podía entender cómo con tanta cantidad de alcohol yo todavía estaba de pie. Tenía 'las salvadoras', como les decía yo a las gotitas de colirio para los ojos. Con un par bastaban para poder aparecer en el hotel, un poco de perfume y listo. Lo demás era sencillo de manipular y me salía muy bien.
Terminaron las vacaciones. Fue casi increíble cómo se me pasó el tiempo. Creo que tuve un segundo de coherencia y pude tomar algunas precauciones antes de volver, pero me olvidé de Marcelo. Con él la situación llegó al límite. Ya no lo conformaban mis promesas en el aire y así fue como me dio a elegir entre las drogas y su amor. Yo estaba tan enferma que elegí lo que me estaba matando.
Ahora estoy acá luchando por salir, por cambiar, por mis proyectos, por vivir.”



jueves, 1 de noviembre de 2012

Cyberbullyng: el acoso virtual y violento


  
Cualquier hecho o situación traumática durante la niñez o adolescencia se pueden transformar en huellas difíciles de quitar en la personalidad de cualquier niño o niña.
La violencia verbal expresada a través de bromas por el aspecto físico, el estrato social, religión o color (entre otros motivos) encontró una nueva forma de expresión: el Cyberbullyng o Ciberacoso.
El Ciberbullyng es una adaptación de lo que se conoce como Bullyng, el acoso y la agresión entre adolescentes y niños en situación escolar.
Este fenómeno remite al uso de la información electrónica y medios de comunicación (correo electrónico, blogs, mensajería instantánea, redes sociales, mensajes de texto y teléfonos móviles) de una forma amenazante, degradante y agresiva con el fin de acosar, intimidar o amedrantar a un niño o
niña.
Muchas veces los chicos están desesperados por encajar y lograr el sentido de pertenencia a un grupo pero no saben cómo lograrlo. Aquellos que no están dentro del grupo “popular” no encuentran una plataforma de identidad y seguridad y utilizan la agresión y la intimidación como un modo de ganar influencia.
El o los niños que llevan a cabo un Ciberacoso sobre un compañero o compañera tienen distintas herramientas tecnológicas para cristalizar su agresión:
-Los mensajes de acoso desde una mensajería instantánea (chat, MNS, Skype, Messenger)
-Robo de contraseñas y usuarios para escribir en nombre de la persona a la que buscan molestar.
-Comentarios ofensivos en blogs y cualquier otro tipo de sitio Web.
-Juegos interactivos involucrando al acosado.
-Suplantación de identidad. El acosador asume la identidad del la víctima en Internet y comete actos que denigran la imagen del acosado.
Los daños y consecuencias que este tipo de agresiones pueden causar en la víctima elegida como blanco y receptor son muchos.
Por empezar existe una clara violación del derecho a la intimidad ya que usurpar la clave de correo de una persona para, además de cambiarla,  lograr que el verdadero usuario no pueda entrar y posteriormente leer los mensajes que llegan a ese buzón, es ilegítimo.
El robo de fotos, videos, audios y datos personales también son ejemplos de violación del derecho a la intimidad que posee cualquier niño o niña.
Las calumnias e injurias son otras de las consecuencias que tiene el Ciberbullyng. Muchas veces los agresores acceden a la cuenta de correo de la víctima, susplantando su identidad para insultar a sus contactos.
Las amenazas son, quizás, la forma más directa y común que utilizan los victimarios para concretar sus agresiones.
Enviar mensajes amenazantes, perseguir y acechar a la víctima en los lugares de Internet en los que el niño o niña se relaciona habitualmente, son algunos de los medios utilizados para agobiar a la víctima.
El bombardeo de llamadas en horarios inoportunos y en reiteradas oportunidades es otra forma de Cyberbullyng.
El Cyberbullyng genera gran preocupación en sociedad avanzadas y en pleno crecimiento. En Japón, por ejemplo, existen 38.000 páginas Web que, además de mostrar contenidos pornográficos y violentos, sirven para que los estudiantes publiquen amenazas, mensajes ofensivos y fotos comprometedoras de aquel chico o chica que intentan molestar.
El peor de los finales
En julio de 2007, un joven de 18 años se suicidó después que sus compañeros pusieran una fotografía suya desnudo en un sitio web no oficial de su escuela.
La mayoría de las acciones de acoso tiene lugar fuera de la escuela y del horario escolar. Eso hace más difícil luchar contra el Ciberybullyng por eso los colegios buscan educar a partir de normas éticas sobre las graves consecuencias que trae aparejado este tipo de prácticas y acciones.
Internet es un canal de comunicación directa, donde el intercambio de información y conocimientos es algo positivo pero cuando los límites se transgreden y la violencia se vuelve el motor de cualquier acción todo pierde sentido.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Causas y factores de la drogadicción en los adolescentes


La adolescencia es una etapa fundamental en la vida de cualquier persona. Durante ese período de tiempo el joven pasa por un período de prueba, reconocimiento y crecimiento tanto físicos como psíquicos. La rebeldía, el amor y la identidad de grupo se transforman en un denominador común sin hacer diferencias de clase social.
Es una etapa de crisis en la que muchas veces, los jóvenes, intentan evadir los problemas que se les presentan y sortear los obstáculos de la manera más rápida y fácil. Por ejemplo mediante el consumo de drogas.
En muchos casos la adicción surge por conflictos dentro de la familia (falta de comunicación, rechazo, problemas económicos y desamor) y al no encontrar en sus hogares la comodidad y la protección que necesitan buscan fuera círculo una vía de desahogo, cayendo en el error de intentar solucionar estos problemas por medio de las drogas.
Lo que el adolescente no tiene en cuenta es que el tiempo que dure el efecto de la droga es semejante al del abandono de sus problemas, después todo vuelve a ser como era antes. Los inconvenientes siguen y en muchos casos aumentan por culpa de la conducta adicta del joven.
Otra de las causas más comunes tiene que ver con la incidencia que tiene la influencia de la sociedad sobre los adolescentes.  Al ser rechazados por un grupo o presionados por sus amigos a que consuman drogas para ser “aceptado” ponen al joven en una situación de estrés y presión, casi, insostenible.
La curiosidad puede ser identificada como otros de los motores que llevan a los jóvenes a caer en las drogas.  Al observar que chicos y chicas de su edad están consumiendo ellos, casi como un acto reflejo, comienzan a consumir con la idea de descubrir “de que se trata todo esto” o “qué es lo que sienten”.
Por último, pero no por eso menos recurrente, los problemas emocionales que llevan al joven a caer en una profunda depresión y cuando se presentan estas situaciones buscan la forma de que no les afecte.
La adicción a las drogas es para muchos adolescentes la salida, el refugio y el medio para dejar de lado los problemas que la vida les pone frente a sus ojos. Es la manera de evadir la realidad, de hacerse cargo de lo siente, piensa y vive. Es una manera de postergar la posibilidad de crecer y disfrutar de uno de los momentos clave en la vida de cualquier ser.

miércoles, 17 de octubre de 2012

La recaída, un proceso que puede darse


La adicción está asociada a la tendencia de la recaída, aunque esto no quiere decir que no pueda ser evitada.  Para identificarla como tal la persona debe haber alcanzado, con anterioridad, la recuperación o sea estar abstinente por un lapso de tiempo importante.
¿Cuál es el camino para evitarlas?  Asumir el riesgo y conocer mejor el proceso de recaída para saber cuales son los síntomas o alarmas que a tener en cuenta.
Se suele reducir este proceso a la vuelta del consumo que si bien es parte de la recaída no siempre es el motivo principal.
La recaída ocurre a lo largo del tiempo y se expresa mediante síntomas o cambios productos de regresiones a los viejos pensamientos y patrones de conducta que habían sido superados.
Este proceso es el final del camino de una serie de decisiones arriesgadas que el adicto toma. La suma de todas estas da paso a la recaída.
Hay una línea imaginaria que una vez trazada no es posible volver atrás.


jueves, 4 de octubre de 2012

La sobredosis


La sobredosis es una reacción natural que tiene el cuerpo frente a un exceso de drogas o una combinación de las mismas. Cuando se da una situación así el cuerpo pierde, totalmente, la capacidad para tolerar y digerir la droga. La persona pierde el conocimiento, puede llegar a tener convulsiones o un paro cardíaco, aunque esto no siempre termina con la muerte del individuo.
La sobredosis no hace distinciones. Cualquiera puede sufrirla desde la persona que consume por primera vez hasta aquellos que lo hacen con frecuencia.
Los factores que pueden llevar a una persona a sufrir sobredosis son muchos. Y van desde problemas de salud, depresión, pasando por la falta de autoestima.
La razón más común de muerte producto de una sobredosis es a causa de la mezcla de distintas drogas (heroína, marihuana, alcohol, píldoras) ¿Por qué? Porque estas drogas tomadas conjuntamente aumentan los efectos que cada una tiene por si sola.
La tolerancia es un factor muy relacionado con esta reacción. Cuando la persona consume drogas por primera vez, su cuerpo no está acostumbrado a ella y le cuesta asimilarla.

martes, 11 de septiembre de 2012

Alcohorexia: la nueva tendencia teen


El consumo de alcohol,  en cantidades abundantes y desmedidas, tiene un alarmante crecimiento en la última década. Ya no hay diferencia de sexos a la hora de delimitar quiénes son los que más consumen. Hombres y mujeres, adolescentes, beben casi al mismo nivel.
La diferencia esta que las mujeres cuentan con la “presión” de cuidar su cuerpo y mantener un peso ideal y es ahí donde entra en juego una nueva problemática: La alcohorexia, que afecta a más de 180 mil mujeres entre 18 y 30 años (en su mayoría universitarias) en nuestro país.
Este trastorno alimenticio abre varios interrogantes ¿Cómo logran consumir alcohol y al mismo tiempo no excederse en calorías? ¿Cuál es la forma de encontrar el equilibrio para no subir de peso? ¿Dejar de beber alcohol o dejar de comer? La respuesta: dejar de comer.
El razonamiento con el que se rigen las mujeres que tienen alcohorexia es el de intercambio de calorías. “Hoy a la noche no como porque voy a tomar alcohol (en grandes cantidades) y me voy a pasar” “Como una ensalada que tiene pocas calorías y de esa forma tengo margen a favor para tomar algunas cervezas más”.
Uno de los principales puntos de atención  de esta nueva “moda” es que las adolescentes pueden desarrollar una problemática doble: por un lado un trastorno alimenticio (debido a la mala, escasa o nula alimentación) y por el otro una adicción (el alcoholismo)
La alcohorexia tiene distintos perfiles de mujeres que la padecen. Están aquellas que cuentan las calorías que deberían ingerir en una dieta normal para suplantarlas por alcohol, otras directamente dejan de comer para remplazar el valor calórico de los alimentos por bebidas con graduación alcohólica y  algunas ingieren alcohol después de haber comido en exceso para provocar el vómito y de esta manera evitar engordar.
Lo cierto es que este trastorno alimenticio genera deterioro de todos los órganos y esto hace que la recuperación sea aún más difícil.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Los efectos de la marihuana


Marihuana es una de las palabras más escuchadas y dichas dentro de la sociedad  ¿Todos saben cómo esta constituida? o ¿Por qué genera adicción?
La marihuana es una droga ilícita, mezcla de flores secas cortadas de la plata Cannabis sativa. Esta, por lo general, se fuma en cigarrillo (porro) o en pipa.
Es una de las drogas más elegidas y de consumo masivo entre adolescentes y adultos.
Esta droga es adictiva porque causa un deseo  muy fuerte de búsqueda y consumo constante. Son más de 120.000 personas las que buscan tratamiento para tratar sus problemas con la marihuana.
En la mayoría de los casos que constituyen esa alarmante cifra, el comienzo de la adicción empieza por imitación, por moda o por la necesidad de dejar de lado problemas personales. 
Por lo general los adictos comienzan por un cigarrillo o porro pero paso siguiente es la compra. En ese momento la persona se sumerge de lleno en el ambiente, adquiriendo nuevas formas de drogarse.

viernes, 31 de agosto de 2012

Alcoholismo: las consecuencias del consumo en exceso


La adicción al alcohol es una enfermad crónica y progresiva con síntomas muy fuertes y marcados que llevan a la persona que la padece a tener la necesidad de tomar pese a los efectos negativos que puede provocar en su salud física (el organismo cardiovascular, el sistema nervioso y el hígado) y mental.
Cuándo el hábito de tomar bebidas alcohólicas es recurrente se produce tolerancia ¿Qué significa esto? el organismo necesita una mayor cantidad de alcohol para obtener las mismas sensaciones. Esto conlleva la adicción.
Todos los excesos son malos y el consumo desmedido de alcohol no es la excepción.
¿Cuál es el límite que identifica el consumo medido y el abuso de alcohol? La línea se puede trazar cuando la persona llega a sentirse intoxicado y no puede, bajo ningún punto de vista, complicar con sus actividades y obligaciones o, también, cuando pone en peligro su vida y la de los demás mediante conductas violentas y delirantes.
Luego de un período de tiempo en el cual se abusa del consumo el adicto queda expuesto una serie de enfermedades como la cirrosis hepática y cardíacas.
Los sistemas nervioso, neurológico y gastrointestinal sufren un deterioro en todos los órganos que lo constituyen.
El consumo de alcohol desde temprana edad acorta la expectativa de vida de 5 a 10 años en relación con los que no experimentan esta adicción.

martes, 28 de agosto de 2012

El alcoholismo en la tercera edad


La adicción al alcohol no discrimina estratos sociales ni edades. Mujeres y hombres de todas las edades pueden recurrir al consumo desmedido por diversas razones y circunstancias.
Se habla del alcohol en los adolescentes, de la alcohorexia en las mujeres, de los hombres y sus conductas violentas producto del alcohol pero ellos no son los únicos protagonistas de este tipo de adicción.
Los ancianos también recurren al alcohol como una forma de canalizar sus sentimientos y evadir realidades. Muchas veces se sienten solos y olvidados, sus hijos no le dan el cuidado y el cariño que necesitan o en el peor de los casos los maltratan haciéndolos sentir un estorbo o molestia dentro de la familia.
La vejez es una etapa muy delicada. La persona, en gran parte de los casos, se vuelve más retraída, solitaria y sensible. Por todo esto  muchos sufren de problemas Psicológicos y depresiones.
El olvido es un factor muy presente en los ancianos. Tienen la sensación y la certeza que se olvidan las cosas, que ya no sirven, que no son útiles sino todo lo contrario que se han transformado en un verdadero estorbo para todo su círculo íntimo y social, es por esto que tienden a minimizarse y autoboicotearse.
La suma de todas estas situaciones es traducida en el consumo abusivo de alcohol. Ellos lo ven como una forma de abstraerse de la realidad, de alivianar el dolor que sienten y dejar a un lado, aunque sea por un momento, todo sus problemas.
Tomar con frecuencia y en cantidades abundantes alcohol es perjudicial para cualquier persona pero en el caso de los ancianos los efectos que esta adicción trae aparejada se magnifican por la edad, la debilidad y la inestabilidad producto de la edad.


miércoles, 22 de agosto de 2012

La recaída, uno de los pasos a superar durante la recuperación


La adicción está asociada a la tendencia de la recaída, aunque esto no quiere decir que no pueda ser evitada.  Para identificarla como tal la persona debe haber alcanzado, con anterioridad, la recuperación o sea estar abstinente por un lapso de tiempo importante.
¿Cuál es el camino para evitarlas?  Asumir el riesgo y conocer mejor el proceso de recaída para saber cuales son los síntomas o alarmas que a tener en cuenta.
Se suele reducir este proceso a la vuelta del consumo que si bien es parte de la recaída no siempre es el motivo principal.
La recaída ocurre a lo largo del tiempo y se expresa mediante síntomas o cambios productos de regresiones a los viejos pensamientos y patrones de conducta que habían sido superados.
Este proceso es el final del camino de una serie de decisiones arriesgadas que el adicto toma. La suma de todas estas da paso a la recaída.
Hay una línea imaginaria que una vez trazada no es posible volver atrás.


jueves, 16 de agosto de 2012

Los distintos tipos de consumo


El uso y abuso de drogas genera en el adicto una dependencia permanente de la sustancia mediante la cual cristaliza la adicción. La regularización, el tiempo y la cantidad de veces que la persona se droga marca el tipo de consumidor que es.
Hay cuatro tipos de consumo. El consumo experimental, el ocasional, el habitual y el abusivo. Cada uno tiene características puntuales que permiten determinar dentro de cuál esta cada adicto.
El consumo experimental responde a las situaciones de contacto inicial con las sustancias. En este se puede pasar de un abandono de las mismas o la prolongación de la adicción.
En este caso la persona desconoce los efectos de la sustancia y termina cayendo en el consumo, la mayoría de las veces, en el marco de un grupo que lo invita a probar.
Por otro lado esta el consumo ocasional que no esta atado a una regularidad fija y que puede tener largos intervalos y lapsos de tiempos de abstinencia.
Sin bien el individuo consumo, puede llevar a cabo las mismas actividades sin necesidad de drogas.
La utilización frecuente de las drogas, determina un consumo habitual. En este caso el sujeto aumenta la cantidad de veces que recurre a las sustancias y las usa no solo en grupo sino que también de forma individual.
Cuando el individuo necesita constantemente del consumo de la droga y toda su vida gira en torno a esta y la forma de conseguirla, se pasa a un consumo abusivo. 

martes, 7 de agosto de 2012

Adicciones y tratamientos


El tratamiento debe ser individualizado ¿Por qué? Porque cada persona es un mundo, una historia distinta, que merece un seguimiento especial y dedicado para encontrar la forma adecuada para tratar su adicción.
La primera consulta, la creación de un diagnóstico y la posterior intervención y tratamiento son partes elementales del proceso de recuperación donde las distintas etapas se siguen la una a la otra.
La diagramación de tratamiento se hace en base a las características y necesidad inmediatas del adicto. De esta forma se obtiene una guía base que sirve para plantear las metas de la recuperación.
Dentro del procedimiento hay componentes que no pueden faltar y que sirven como puente entre el paciente y el equipo médico y el paciente y su entorno.
Ellos son: componentes psicosociales, farmacológicos, de autoayuda y también terapias alternativas.



Fuente: Fundación Manantiales 

jueves, 2 de agosto de 2012

Adicción a la cocaína



Uno de los principales obstáculos para dejar la adicción a la cocaína es la adicción que esta genera a lo largo del tiempo. El síndrome de abstinencia, como es conocido, comprende de síntomas físicos (no tan claros como en el caso de otras drogas) y psíquicos.
Lacocaína y el crack actúan, directamente, bloqueando el transporte de dopamina y generando que esta quede liberada en cantidades elevadas, activando, de este modo, las sensaciones de euforia y placer, desmedido.




El consumo recurrente de cocaína lleva al cerebro a adaptarse, disminuyendo los niveles de dopamina. Esto conlleva a que la persona requiera dosis.


El resultado de esta demanda constante es el síndrome de abstinencia que esta ligado a un malestar totalmente contrario al placer.


Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: la depresión, la agitación, el insomnio, la anorexia, el cansancio-fatiga, la irritabilidad y cambio brusco de humor, el desorden psiquiátrico y el deseo, compulsivo, de cocaína.


Por lo general los signos de abstinencia de cocaína son psíquicos por sobre físicos. Estos suelen manifestarse en tres fases. La primera de diforia inmediata por el consumo de cocaína, que puede llevar a cualquiera de los síntomas antes mencionados (depresión, cambio de humor, etc.) la segunda fase de abstinencia propiamente dicho, que es considerada la de mayor riesgo de recaída. Aumenta el deseo de consumir.


Por último, la tercera fase, la de extinción, que puede durar años si no es tratada de una forma adecuada.






Fuente: Fundación Manantiales

viernes, 13 de julio de 2012

Cuatro síntomas claves para identificar la adicción


Cualquier tipo de adicción, en este caso, a las drogas puede ser reconocida a través de síntomas comunes que aparecen en la mayoría de los casos.
Entre los más comunes y recurrentes se encuentra la obsesión,  la falta de control, total o parcial, la negación y las consecuencias negativas.

Por lo general la adicción es vivida como una obsesión. El pensamiento del adicto se reduce a encontrar la forma de conseguir la droga, a cualquier costo.   La conducta adictiva posee una gran fijación lo que hará que la persona afectada delegue gran parte de su tiempo, atención y energía a ese tema.
Las consecuencias negativas son el factor que genera que una adicción sea una enfermedad perjudicial porque esta no solo se vuelve en contra del adicto sino también de los demás, de su entorno.
El deterioro de las relaciones familiares, de amigos y de pareja, el bajo rendimiento en el trabajo, la pérdida económica,  el padecimiento de trastornos psicológicos y físicos y el cambio de conducta, son algunos de los efectos negativos que aquejan al adicto y su círculo.
La insuficiencia para controlar las situaciones es uno de los rasgos más característicos de cualquier adicto.  La adicción controla a la persona, no la persona a la adicción.
Por otro lado la negación ejerce un rol fundamental.  Cuando el adicto comienza a sumar problemas en los distintos ámbitos de su vida (trabajo, relaciones, economía) empiezan a negar dos cosas principalmente: que la adroga o actividad adictiva que llevan a cabo genere un problema difícil de ser controlado y que los efectos nocivos en sus vidas tenga conexión con la adicción.

Estos cuatro síntomas pueden presentarse juntos o por separado. La combinación de todos estos más la suma de otros factores claves generan un desgaste físico y mental en la vida del adicto. 

martes, 5 de junio de 2012

Ludopatía o juego compulsivo


El juego compulsivo o ludopatía es la enfermedad caracterizada por el impulso incontrolable a jugar, es decir, cualquier tipo de actividad en que la persona pone algo de valor en riesgo sobre las bases de un resultado desconocido. Al no provocar síntomas físicos, debido a que genera únicamente una dependencia psicológica, se conoce a esta enfermedad como “la adicción invisible”. El juego se vuelve una adicción cuando provoca conflictos familiares, emocionales, legales o financieros, y la persona continúa apostando igualmente. El jugador precisa de la sensación de ganar, aunque este no sea el caso la mayor de las veces.
Las posibilidades de tratamiento incluyen
Terapias individuales: el paciente se informa mejor acerca de su enfermedad, investiga las causas que lo llevan a jugar y lo relaciona con las dificultades de su vida cotidiana. Se busca mejorar el manejo de sus problemas y de su calidad de vida.
Terapias cognitivas conductuales: el paciente enfrenta directamente su conducta adictiva. Junto con el terapeuta, descubre que sus pensamientos y sentimientos hacia el juego son irracionales, y de este modo, se favorece su abandono
Terapia familiar/de pareja: su objetivo es mejorar las relaciones íntimas del paciente ya que su problema afecta también al resto de la familia. Es necesario transformar la crítica destructiva que tiene la familia con respecto a la enfermedad en una crítica constructiva para encontrarle una solución.
Grupos de apoyo: se comparten experiencias y responsabilidades entre jugadores recuperados y los que todavía se encuentran en tratamiento, para que el paciente se  sienta acompañado por alguien que vivió una situación similar a la suya, y le brinde fuerza y esperanza.

viernes, 11 de mayo de 2012

Alcoholismo: intervenciones y recaídas


INTERVENCIONES BREVES

Un problema muy frecuente entre las personas que presentan problemas derivados del consumo excesivo de alcohol es el bajo porcentaje de estos que acude a un servicio solicitando ayuda. Una solución a estas dificultades es la intervención en atención primaria.
Se realizan entre 1 y 4 sesiones de 30-60 minutos. La intervención breve se inicia con una evaluación global del paciente y del consumo de alcohol mediante una entrevista estructurada, cuestionarios, y pruebas biológicas. Luego, se presentan los hallazgos de la evaluación de una manera neutra, objetiva, clarificando los hallazgos y solicitando opinión o parecer al paciente. Posteriormente, se da consejo respecto del consumo de alcohol o se pacta con el paciente el nivel de consumo. Se suele dar material de apoyo acerca de la enfermedad y sus consecuencias.
PREVENCIÓN DE RECAÍDAS

Fundamentos teóricos: Se sostiene que la recaída es un proceso transitorio en la evolución de la enfermedad, no un fracaso terapéutico, y empieza bastante antes de reiniciar el consumo de alcohol. Un aspecto central de este modelo son los factores de riesgo que pueden precipitar una recaída, y las respuestas que el sujeto da a estos factores. Las personas con respuestas ineficaces a estas situaciones experimentarán falta de confianza que, junto con las expectativas positivas por el consumo de alcohol, pueden provocar el mismo consumo generando sentimientos de culpa, que con el efecto positivo del alcohol le inducirá a seguir bebiendo. 

lunes, 23 de abril de 2012

¿Qué son las anfetaminas?


Las anfetaminas constituyen una familia de drogas que estimulan el sistema nervioso, producen la pérdida del apetito, quitan el sueño y hacen desaparecer el cansancio. Bajo muy estricto control médico, ayudan a combatir la obesidad. El problema empezó durante la Segunda Guerra Mundial, en donde se utilizaron anfetaminas para disminuir en los soldados la necesidad de dormir, eliminar la fatiga y estimularlos para el combate. Al terminar la guerra, Japón tenía almacenadas grandes cantidades de anfetaminas y las puso a la venta, lo que provocó su uso masivo en las décadas del ‘50 y del ‘60. Los efectos negativos y la adicción generaron el control riguroso de su comercialización.
De todas maneras, quien desee estimularse puede conseguirlas fácilmente por medios ilícitos. Vulgarmente se las conoce como "pepas", "despertadores", "levantadores" y algunos otros apodos que expresan el tipo de efecto que producen. Se consiguen en forma de comprimidos o cápsulas, o también pueden ser inyectables.
Cuando el público descubrió que esas pastillas para adelgazar o esos inhaladores nasales tenían efectos estimulantes, comenzó a usarlos sin prescripción médica con una facilidad alarmante. Los jóvenes, para mantenerse despiertos los días previos a un examen; los adultos, para mejorar su rendimiento en sus actividades diarias; los deportistas, para superarse en las competencias; los choferes de larga distancia, para resistir los largos viajes sin dormirse.
Esta automedicación de pequeñas dosis es, muchas veces, el inicio de una adicción destructiva de la que no se puede salir. Esto sucede cuando para poder descansar se recurre a tranquilizantes mediante los cuales se logra apaciguar la aceleración provocada por las anfetaminas. Un adicto que se inyecta grandes dosis de anfetaminas en la vena, puede permanecer despierto más de cinco días y finalmente se derrumba en un sueño que dura 48 horas continuas.

miércoles, 18 de abril de 2012

Adicciones: La Motivación para el Cambio


El proceso mediante el cual una persona pasa desde una adicción activa hacia la recuperación sostenida, está en realidad basado en una toma de conciencia progresiva acerca del problema, y en la necesidad de cambio que influyen en la motivación. Prochaska y Di Clemente han delineado un modelo para describir el proceso de motivación creciente para el cambio, que permite evaluar la disposición hacia el cambio de cada persona.

En este modelo transicional del cambio se proponen diversas etapas o fases de la motivación:

Precontemplación: En esta etapa la persona no tiene conciencia de la existencia del problema. Por esta razón no estará motivado a buscar ayuda, lo cual hará que la adicción siga evolucionando y se acumulen las consecuencias negativas.

Contemplación: En esta etapa ya las evidencias del daño se hacen obvias para el adicto, desarrollando una conciencia del problema que va de menor a mayor. La persona en contemplación, comienza a invertir energía psicológica en pensar acerca del cambio, pero esto no se traduce en acciones concretas.

Preparación: En esta etapa las personas se motivan a buscar ayuda porque saben que deben hacer algo para resolver el problema. La persona acude a consulta, pide consejo y planifica. Aún así, no se ha llegado al punto donde se está dispuesto a invertir mucha energía en los cambios, por lo tanto el problema sigue evolucionando.

Acción: En esta etapa ya se ha pasado el punto de tolerancia, por lo que el adicto esta listo para hacer los cambios necesarios. Una vez llegado a este punto la persona sabe que no quiere seguir viviendo en su actual situación y estará dispuesto a invertir energía en los cambios. Sin embargo,si no se canaliza adecuadamente puede no avanzarse en la dirección correcta.

Mantenimiento: Una vez realizados los cambios hay que mantenerlos lo suficiente para que se hagan permanentes. Es muy usual que las personas en recuperación, se descuiden en esta fase porque a veces, no hay adecuada conciencia de la tendencia a la recaída. Si la persona invierte tiempo en mantener los cambios logrados todo irá bien, pero si se descuida o aminora la marcha, puede presentarse una recaída.

Recaídas: La adicción tiene una tendencia natural a la recaída debido a la gran cantidad de elementos aprendidos y estructurales, que están activos a pesar de que se hayan adquiridos nuevos hábitos de comportamiento. A esto se suma el hecho de que los cambios por realizar, pueden ser abrumadores. Las recaídas, muchas veces, son parte del aprendizaje hacia el mejoramiento de la recuperación. En esto la adicción se comporta como otras enfermedades crónicas.

Terminación: Una vez que los cambios son mantenidos a lo largo del tiempo, los disparadores y conductas de búsqueda, así como los deseos de uso, dejan de poseer la fuerza que han tenido sobre el adicto; se hacen menos intensos progresivamente, hasta que cesan. Aún así la tendencia a la recaída se mantiene, por lo que la recuperación en el adicto, es un proceso que dura de por vida.

Este modelo transteorético del cambio hace notar que la motivación no es una cualidad estática, sino más bien un recurso psicológico dinámico, que puede incrementarse a medida que la persona toma conciencia de su problema.

Fuente: Fundación Manantiales


viernes, 13 de abril de 2012

Juego Compulsivo


El juego compulsivo o ludopatía es la enfermedad caracterizada por el impulso incontrolable a jugar, es decir, cualquier tipo de actividad en que la persona pone algo de valor en riesgo sobre las bases de un resultado desconocido. Al no provocar síntomas físicos, debido a que genera únicamente una dependencia psicológica, se conoce a esta enfermedad como “la adicción invisible”. El juego se vuelve una adicción cuando provoca conflictos familiares, emocionales, legales o financieros, y la persona continúa apostando igualmente. El jugador precisa de la sensación de ganar, aunque este no sea el caso la mayor de las veces.

Este desorden de salud mental de control de los impulsos se da cuando la persona piensa constantemente en el juego, aumenta sus apuestas a modo de mantener la emoción, y cree que para recuperar el dinero perdido la mejor solución es continuar jugando. Es común que el adicto mienta para esconder que ocupa su tiempo apostando por vergüenza, y en el extremo cuando ya no posee dinero para apostar recurre a actos ilegales para conseguirlo. La violencia en el hogar, dejar los estudios y la pérdida de trabajo son consecuencias casi inmediatas del juego compulsivo. De esta manera, no sólo arriesga sus pertenencias sino que también todas sus relaciones interpersonales. Al igual que el alcoholismo, el jugador se vuelve tolerante a la cantidad en juego. Esto quiere decir que cada vez siente la necesidad de apostar más cosas para sentirse satisfecho.

El tratamiento para los jugadores compulsivos empieza por reconocer que tienen una enfermedad. La negación es una característica de todas las adicciones, y es por eso que al aceptarlo, los pacientes ya están dando un primer paso hacia la recuperación.

Las posibilidades de tratamiento incluyen

Terapias individuales: el paciente se informa mejor acerca de su enfermedad, investiga las causas que lo llevan a jugar y lo relaciona con las dificultades de su vida cotidiana. Se busca mejorar el manejo de sus problemas y de su calidad de vida.

Terapias cognitivas conductuales: el paciente enfrenta directamente su conducta adictiva. Junto con el terapeuta, descubre que sus pensamientos y sentimientos hacia el juego son irracionales, y de este modo, se favorece su abandono

Terapia familiar/de pareja: su objetivo es mejorar las relaciones íntimas del paciente ya que su problema afecta también al resto de la familia. Es necesario transformar la crítica destructiva que tiene la familia con respecto a la enfermedad en una crítica constructiva para encontrarle una solución.

Grupos de apoyo: se comparten experiencias y responsabilidades entre jugadores recuperados y los que todavía se encuentran en tratamiento, para que el paciente se sienta acompañado por alguien que vivió una situación similar a la suya, y le brinde fuerza y esperanza.


Fuente: Fundación Manantiales

martes, 10 de abril de 2012

Los principales síntomas de la Cocaína


El cocainómano pasa por cuatro estados, cuyas intensidades están en relación directa con las dosis consumidas. Estos son: euforia, disforia, alucinosis y psicosis. Entre el efímero placer de la euforia y la pérdida del contacto con la realidad de la psicosis, el adicto padece infinitas angustias y terrores.

Los síntomas físicos que produce la cocaína son los siguientes:
  • Ardor en los ojos.
  • Resecamiento de la garganta.
  • Palpitaciones y temblores.
  • Sudoración abundante.
  • Dolor de cabeza y mareos.
  • Dilatación de pupilas.
  • Contracciones de los músculos de los ojos.
  • Fiebre, convulsiones y delirios.
  • Desnutrición y pérdida de peso.
  • Deficiencia inmunológica.
  • Afecciones cardíacas y hepáticas.
  • Enfisema pulmonar.
  • Muerte por intoxicación.
Las consecuencias en la psiquis del consumo de la droga son:
  • Pérdida de las motivaciones.
  • Depresión.
  • Apatía, irresponsabilidad, desinterés.
  • Aislamiento.
  • Dificultades para interrelacionarse.
  • Abandono del aspecto personal.
  • Pérdida de la memoria y de la concentración.
  • Agresividad, descontrol, impulsos delictivos, violencia.
  • Suspicacia extrema y paranoia.
  • Inclinación al suicidio.

martes, 6 de marzo de 2012

La historia de Eduardo, la historia de muchos otros chicos

Cansado de no saber qué hacer, frustrado, con mi familia dividida, me bebo mi primera sidra. Al tiempo preparaba mezclas. Si no me dejaban ir a bailar, me escapaba. Tengo mi primera novia con relaciones y me peleo. Ahí empiezo a andar mal. Dejo de nadar, que era el deporte que más me gustaba, empiezo a fumar marihuana y bebo cualquier cosa que tenga alcohol.
Vivía sin problemas, bien. En la droga encontraba el sello de lo original y lo distinto. La tenía clara. Además, no le negaba mi manera de ser a nadie porque yo defendía lo que hacía. Salvo en casa, donde una vez me encontraron droga y yo los convencí de que era la última vez. Me echan del colegio por bardo. Conozco el ácido y después la cocaína, la cual se me prende rápidamente. La plata no alcanza, empiezo a robar y ya estoy en cualquiera. Me daba con cualquier cosa y me empecé a sentir asexuado, algo muy raro en mi personalidad. En mi casa ni estaba, mi mamá se daba la cabeza contra la pared, se peleaba con mi viejo, yo qué se...

Vivía estafando a todos los que podía, peleándome y escapando de la policía y de mi realidad. No me paraba nadie, cada vez que iba detenido, zafaba; pero de a poco fuí sufriendo un deterioro. Cuando andaba sin plata, vendía. Por dentro siento miedo, pero no me detiene y me creo indestructible y ganador.
Repito cuarto año y empiezo a trabajar. Dejo la merca, pero no la marihuana y el LSD y menos el alcohol. Pienso en abrirme y hay me siento seguro e incentivado por una novia. Con ella gano confianza. Empiezo a nadar, dejo hasta el cigarrillo, pero el porro no porque me parecía que era sano. Después de algunas recaídas me doy cuente que no quiero más droga, no quiero robar más, no quiero ser más trucho.
Otra novia, algo nuevo. Gano más confianza y ya tengo dos trabajos. Pero después se viene todo abajo. Trabajo, novia, todo. Me engancho con la merca y el alcohol. De esa época recuerdo sólo droga y más droga y que la cabeza ya no razona bien. Siento soledad, angustia, tristeza y siento que no puedo parar, que no sé por qué actúo de esa manera. Vuelvo a robar y ya no me tengo fe hasta que busco ayuda y empiezo a salir.


Fuente: Fundación Manantiales

viernes, 24 de febrero de 2012

Crystal, la adicción que explora varios sentidos

El Crystal Meth es una metanfetamina altamente adictiva que estimula el sistema nervioso central, provocando euforia y excitación. Le dicen Cristal por su forma que parecen pequeños pedacitos de cristal blanco, aunque también se puede presentar como un polvo blanco o amarillo. Es conocida también como "speed", "met", "tiza", "hielo", o "vidrio". Asimismo, se la llama “píldora del miedo” porque causa la suspensión de la conciencia y la noción de riesgos, o “Day of Birthday” (día de cumpleaños) porque provoca un placer intenso que recuerda al día de nacimiento. En los últimos 15 años, esta droga se hizo muy popular, y se convirtió en una de las más adictivas ya que su consumo aumenta los niveles de dopamina en el cuerpo entre 1000% y 7000% (el crack los aumenta unos 350%).

Una vez pasada la sensación de euforia, inmediatamente los daños afectan al organismo. El consumo de cristal implica un grave peligro para el sistema cardiovascular ya que causa alta presión, latido acelerado o irregular del corazón, y hasta derrames cerebrales por daños irreparables. Una sobredosis de estas metanfetaminas puede llegar a provocar hipertermia o convulsiones, que si no son tratadas a tiempo pueden ser fatales. El abuso crónico de cristal provoca sensaciones de paranoia, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, confusión, insomnio, pérdida de peso y conductas violentas.

La necesidad de consumo de este tipo de droga no es diaria, sino que es esporádica, lo que no implica que no sea adictiva. A pesar de que el tiempo entre una dosis y otra puede ser hasta de dos meses, no tiene relación con su nivel de adicción, ya que el deseo irrefrenable de consumirla vuelve. Asimismo, es una de las drogas más difícil de dejar. El solo hecho de consumirla una vez tiene un 99% de posibilidades de convertirse en adicción. Es una sustancia fácil de producir, por lo cual es muy común su fabricación en laboratorios clandestinos. Tiene una textura salitrosa parecida a la cocaína pero de tamaño y forma parecida a una piedra de crack, y se puede consumir inhalándola, fumándola y a veces inyectándose.

Fuente: Fundación Manantiales