La adolescencia es una etapa fundamental en la vida
de cualquier persona. Durante ese período de tiempo el joven pasa por un
período de prueba, reconocimiento y crecimiento tanto físicos como psíquicos.
La rebeldía, el amor y la identidad de grupo se transforman en un denominador
común sin hacer diferencias de clase social.
Es una etapa de crisis en la que muchas veces, los
jóvenes, intentan evadir los problemas que se les presentan y sortear los
obstáculos de la manera más rápida y fácil. Por ejemplo mediante el consumo de
drogas.
En muchos casos la adicción surge por conflictos
dentro de la familia (falta de comunicación, rechazo, problemas económicos y
desamor) y al no encontrar en sus hogares la comodidad y la protección que
necesitan buscan fuera círculo una vía de desahogo, cayendo en el error de
intentar solucionar estos problemas por medio de las drogas.
Lo que el adolescente no tiene en cuenta es que el
tiempo que dure el efecto de la droga es semejante al del abandono de sus
problemas, después todo vuelve a ser como era antes. Los inconvenientes siguen
y en muchos casos aumentan por culpa de la conducta adicta del joven.
Otra de las causas más comunes tiene que ver con la
incidencia que tiene la influencia de la sociedad sobre los adolescentes. Al ser rechazados por un grupo o presionados
por sus amigos a que consuman drogas para ser “aceptado” ponen al joven en una
situación de estrés y presión, casi, insostenible.
La curiosidad puede ser identificada como otros de
los motores que llevan a los jóvenes a caer en las drogas. Al observar que chicos y chicas de su edad están
consumiendo ellos, casi como un acto reflejo, comienzan a consumir con la idea
de descubrir “de que se trata todo esto” o “qué es lo que sienten”.
Por último, pero no por eso menos recurrente, los problemas emocionales
que llevan al joven a caer en una profunda depresión y cuando se presentan
estas situaciones buscan la forma de que no les afecte.
La adicción a las drogas es para muchos adolescentes la salida, el
refugio y el medio para dejar de lado los problemas que la vida les pone frente
a sus ojos. Es la manera de evadir la realidad, de hacerse cargo de lo siente,
piensa y vive. Es una manera de postergar la posibilidad de crecer y disfrutar
de uno de los momentos clave en la vida de cualquier ser.
Fuente: Fundación Manantiales
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